"Cuando doy comida a los pobres me llaman santo, cuando pregunto por qué son pobres, me llaman comunista". Dom Helder Cámara. Obispo brasileño.

lunes, 13 de agosto de 2012

Educación pública y conciencia de clase




El otro día estaba en un cumpleaños de un amiguito de mi niña. Charlando amistosamente con un padre nos lanzamos a un intenso debate político. Al interlocutor le gustaba Esperanza Aguirre, sus dotes de gobernantes, su seguridad y carácter. Era, sin embargo, un trabajador normal y corriente, de los de toda la vida. Decía no soportar al insipido Tomás Gómez y al resto de los socialistas madrileños. Puestos a "zumbarles", buscó el lenguaje sencillo de las contradicciones ajenas. Quiso entonces recordar el ya añejo video del PSOE sobre educación pública y aseguró: "No tienen credibilidad aquellos que mandan a sus hijos a colegios privados de élite y después defienden la educación pública". Hacía así referencia a la actitud de muchos dirigentes socialistas en una época marcada por las luchas, en Madrid y en toda España, en defensa de la educación pública frente a los ataques declarados del gobierno de Esperanza Aguirre y de un gobierno central obcecado en los ajustes. Sin embargo, se equivocaba: es una contradicción, pero solo hasta cierto punto. Esos dirigentes socialistas son personas con medios, con frecuencia sus padres también los tuvieron, por eso algunos de esos líderes fueron a colegios privados y ahora llevan también a sus hijos a dichos centros educativos. Sencillamente se lo pueden permitir. Hacen lo que harían, no todos, pero si la mayoría. Pero además de buscar lo mejor para sus hijos, defienden que los que no pueden hacer eso mísmo por carecer de recursos, puedan tener algunas, que no las mismas, opciones y poder disfrutar de una educación pública de calidad y con medios. Puede que no sean coherentes, pero si solidarios.


  


El caso de Esperanza Aguirre y los suyos es otro bien distinto, ella se educó en colegios de élite bilingües y ahora hace otro tanto con sus hijos, pero además no tiene ningún respeto ni aprecio por lo público y como buena liberal desprecia desde lo más íntimo de su ser la capacidad de gasto e intervención del Estado, es decir, aboga por negar el pan y la sal a la educación pública, que no es la de todos, es la de los más débiles. Es evidente que no hay ninguna contradicción en tal comportamiento, por el contrario, es pura coherencia, una maldita y despiadada coherencia. Como esa educación no es la mía, la abandono, y con ello dejó lastradas las opciones de las capas más bajas de la población. En otras palabras, gastar dinero en educar a los esclavos, es tirar el dinero, porque los esclavos no necesitan formación para ser esclavos.






Que un obrero, que lleva a sus hijos a un colegio publico, no perciba esta diferencia o peor aún no vea el lado menos malo, que no bueno, explica mucho de la actualidad, incluidas terribles mayorías absolutas que hoy nos golpean. El PSOE de Felipe González creó los conciertos en 1985, eso es algo indiscutible, como lo es también el apoyo decidido de lso socialistas a la consolidación de la educación concertada y la privada, pero no es menos cierto que, en general, la educación pública goza de más recursos y medios allí donde ellos gobiernan. Es evidente, especialmente hoy en época de crisis, que el PP ha optado por el modelo anglosajón de una educación pública para pobres y minorías, de baja calidad, que eternice a éstos en su condición de mano de obra barata. También es cierto que Esperanza Aguirre tiene el apoyo de muchos miembros de las clases a las que en silencio, en la intimidad, seguro que desprecia, y lo tiene porque es magistral en el uso de cortinas de humo y porque esos padres obreros, como el mencionado, no se hacen las preguntas adecuadas. A dicho padre no le debería importar donde lleva Tomas Gómez y otros dirigentes socialistas a sus hijos, sino donde los llevas él. Los suyos están en la educación pública. Quien más la defienda y la dote de  medios está de su lado, le favorecerá a él y dará más opciones a sus hijas. Y es que hay gentes que tienen un problema, no se hacen las preguntas adecuadas porque carecen de algo que  hoy resulta aparentemente anacrónico, no tienen conciencia de clase. O quizás al revés, porque no tienen conciencia de clase no se hacen las preguntas adecuadas.
Cuando un simple obrero cree que sus intereses son los mismos que los de Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, condesa de Murillo y Grande de España, es que no se entera absolutamente de nada. Miembro inicial del Club Liberal de Madrid, discipula de Pedro Swartz, fundador de la Union LIberal, Esperanza Aguirre pertenece a otro mundo y defiende otro mundo. Hay gente que definitivamente no se entera de nada, quizás por ello se merezcan el negro futuro que les espera.