"Cuando doy comida a los pobres me llaman santo, cuando pregunto por qué son pobres, me llaman comunista". Dom Helder Cámara. Obispo brasileño.

miércoles, 25 de enero de 2012

"Ni banqueros, ni políticos": La decadencia del movimiento 15M

Acampada y manifestación del 15M en la plaza del Sol de Madrid

El movimiento 15M se desinfla después de cada proceso electoral. No resiste el paso del tiempo, como si fuera una bandera endeble en medio de un vendaval. Son un movimiento de globos y blogueros, hijos predilectos de la sociedad superficial del momento, "revolucionarios cortacalles" -se les da de lujo hacer manifestaciones sorpresas y fastidiar el tráfico- que se enfrentan a policías con órdenes de no hacer "pupa". Porque su crítica es feroz a todo aquello que después la soberanía nacional termina apoyando, por eso pierden legitimidad con cada proceso electoral. Ayudan al desgaste de la izquierda -aunque es indudable que ésta se lo merece- y ponen en bandeja el poder en manos de los que más defienden lo que ellos rechazan. No entienden de matices y piden la abstención, "porque todos son iguales" afirman, pero además tampoco crean una organización ni la dotan de un programa, un contenido y mucho menos una ideología. Su ideología es la asamblea y el debate, las palabras mágicas de aquellos que no tiene ni repajoleja idea de como afrontar el futuro, del que confunde el procedimiento con el contenido. Y así la alternativa no existe. Para colmo se marcan objetivos desmesurados, ¡quieren refundar el capitalismo!, e incluso el propio sistema democrático. Al menos eso se deduce de sus mensajes preferidos: "Ni banqueros, ni políticos " o "Democracia real, ya". Objetivos elevados y exigentes, ninguna alternativa. Resultado de tal conjunción, el que vemos: se desinflan por momentos. Con populismo barato y "progre" no se cambia el mundo y mucho menos al capitalismo.
Nadie escapa a la crítica
No aceptan el "mundo cruel" que les ha tocado vivir y entre cervecita y cervecita hacen la revolución, que ni siquiera llaman así, porque odian todo lo que huele a pasado como rancio. Los partidos están podridos, las elecciones son de mentira, los banqueros nos roban, los políticos son todos malos, los sindicatos unos vendidos... Los puños en alto ni aparecen, manitas que se mueve y globitos, muchos globitos de colores. Rechazo de líderes y liderazgos, porque van de puristas y de asamblearios naturales. "Si tuvieramos líderes y jerarquías seríamos como los que criticamos", en fin una suerte de "anarquismo" pero sin la carga ideológica de éste. Y a todo esto añadirle unas grandes dosis de redes sociales,  muchas redes sociales, de esas de pocas palabras, de carácteres limitados, porque leer cuesta mucho. Y al volver a la vida normal, mucha tele y mucha gran superficie. Y es que no dejan de ser ciudadanos como los demás, que no se engañen y no nos engañen. Y después el rollo recurrente de la ley electoral, como si su reforma solucionara de un plumazo todos los problemas de representatividad, como si cambiar la ley electoral supusiera la clave de la transformación del sistema político.

Manos alzadas abiertas, uno de los símbolos del 15M
Leía el otro día una pintada "quincemera"  bien chula en la puerta del colegio de mi hija: ¿Papá, verdad que a los ricos les da igual quien gane las elecciones? "En la boca de los niños está la verdad" dice el refrán. Es indudable que la pregunta acierta en el análisis de la realidad. Sin embargo hagamos la pregunta de otra manera: ¿Les da igual a los pobres, a los desvalidos?
Con los años he aprendido que los matices cuentan y son importantes, y no es lo mismo realizar la pregunta en un sentido o el otro. Es una cuestión de grado: Si son todos exactamente iguales, porqué unos profundizan en los derechos de los homoxesuales o las mujeres que quieren abortar, porqué unos potencian más -solo ligeramente- la educación y los servicios públicos, y otros nos dirigen sin tapujos y de buen grado hacia las fauces de los mercados. Para los ricos da igual, ambas opciones protegen sus intereses, para los pobres no tanto, las migajas del sistema no son las mismas. Con unos caen más, con otros menos.
Y en estas llegan "cuatro blogueros analfabetos" y quieren refundar entre cervecita y cervecita el sistema, despreciando todos los procedimientos y formas de lucha, rechazadas por caducas y corruptas. No les parten la espalda a "ostias" porque como diría mi madre "pintan bien la cigüeña", y porque el poder -ducho en estas batallitas- sabía que solo tenía que esperar a que el movimiento se desinflara. La violencia solo les habría alimentado.
El movimiento del 15M, carente de ideología y de alternativas, se asemeja más a los viejos motines de subsistencia del Antiguo Régimen que a las formas de lucha organizadas y mucho más efectivas que surgieron con la contemporaneidad y la revolución industrial. Pero a diferencia de los motines de antaño, carecen de la violencia de éstos y son pacíficos, aunque su recorrido en el tiempo igualmente resulta escaso, por su falta de soporte ideológico y organizativo. Ni unos ni otros fueron ni serán nunca un desafío al poder vigente.

Cartel del movimiento 15M
Y entre tanto desatino y superficialidad "pancartas de auténtico premio nobel" como la que versaba: "Ni banqueros, ni políticos". Pero de que va esta gente. Ni capitalismo económico, ni democracia política, es decir, me cargo dos siglos de evolución humana, pero sin ofrecer alternativas y huyendo de cualquier cobertura ideológica existente o no. ¡Con dos narices! ¿Y  consiguen  algo de esta manera? La respuesta es  sí. Han conseguido que en vez de banqueros especulando y políticos malgobernando, haya un banquero-político dirigiendo nada menos que el ministerio de economía. Y es que el señor Luis de Guindos fue ejecutivo importante de Lehman Brothers en Europa, uno de esos bancos que nos llevaron a la crisis con su irresponsabilidad manifiesta y que luego quebraron. Un viejo especulador es el encargado de sacarnos de la crisis, le damos al zorro el cuidado del gallinero. Tanta abstención para conseguir altas dosis de lo que no queríamos ,"No querias te, pues toma tres tazas". Y además recortes y más recortes...
Objetivo conseguido. Así que los chicos del 15M se vuelven para casa, que la lucha cansa y son muchos fines de semana jodidos. Son dignos hijos de nuestro tipo, consumidores de todo, también consumidores de rebeldía, consumidores de lucha, de debate, de asambleas, y de la adrenalina del que se ve protagonista de la historia. Y eso es lo que han hecho, consumir dosis de protagonismo y de rebeldía.
Nunca he visto a los ricos y poderosos, que son los mismos, dominar tan cómodamente, nunca vivieron tan tranquilos: poseen el monopolio de las ideas y la violencia como siempre pretendieron -y con frecuencia consiguieron-, pero con menos miedo que nunca. Cuando la dormidera del botellón, el Carrefour y el fútbol no sean suficientes, sabrán utilizar a la fuerte clase media para defender el sistema. Por eso, mientras perviva una potente clase media con acceso a importantes cotas de riqueza y con capacidad de consumo, el sistema se encontrará a salvo, mucho más si la oposición que tiene delante se estructura en movimientos como los del 15M. 
Un buen amigo, me rebatió estas ideas y me explicó que me gustara o no por aquí iba la cosa, esta es la dirección que toma la historia..Yo como historiador se que el mundo evoluciona, que las cosas envejecen, que las formas de lucha y organización caducan, eso es así . Lo que digo es que la evolución, imparable y natural, lleva una dirección de la que no participo y que reconozco: desorganización y desideologización, Sencillamente el mundo al que vamos, y vivirán mis hijas, no me gusta y no me gusta no por los que gobiernan, que esos son siempre los mismos y siempre actuan igual -son poco originales-, sino por los que se les oponen, que por lo visto dan muy poco de sí. Me apetece cerrar las puertas de mi casa y tratar de sobrevivir, sencillamente porque yo me lo puedo permitir. No estoy preparado para tanta tontería.